viernes, 26 de julio de 2013

Tocando a 4 manos

¡Buen viernes!

Antes que nada, me gustaría enviar mis condolencias a todos los familiares de víctimas y posibles afectados por el accidente de tren de Santiago de Compostela.

Hoy voy a hablar de una novedad que he introducido en las clases, y que viene para quedarse porque los resultados han sido maravillosos.

Prácticamente todos los profesores de piano entendemos los defectos y virtudes de nuestro instrumento. La principal virtud, sobretodo a la hora de enseñar a los más pequeños, es que es un instrumento muy inmediato. Aprendes dónde está el DO, y cualquier niño le da y suena. Otra historia es la colocación de la mano, la técnica y demás; pero lo que es sacar un sonido, lo puede hacer hasta un bebé. Para mí, uno de los principales "defectos" que tiene, es que es un instrumento solitario por naturaleza. No participa en la banda, ni en la orquesta. Obviando la música moderna, las grandes formaciones de clásico no absorben ni de lejos, tantos pianistas como violinistas, flautistas, etc.

En el País Multicolor (la escuela donde trabajo) hay formaciones de todo tipo. Pero no hay música de cámara. Todas las clases de instrumento son individuales, y eso hace que mis alumnos siempre toquen solos. Como la asignatura de coro, al menos de momento, no les satisface para nada, me ví en la obligación de pensar en algo para que hiciesen música con otros.

Los primeros pasos eran hacer música "de cámara" con alumnos que tenían padres o hermanos que tocaban algún instrumento. Escribí versiones de villancicos para piano y trompeta, danzas del Cascanueces para flauta y piano, y hasta una versión del "final countdown" para clarinete y piano. Aunque lo adaptaba al nivel de cada uno, esto tenía una dificultad principal; las clases acababan dirigiéndose a los alumnos que no tocaban el piano, porque en muchos casos, hacía mucho que no tocaban nada. Como el tema se me iba de las manos, empecé a hacer arreglos a 4 manos para mis propios alumnos.
Este curso, han empezado a dar clase dos hermanos. El niño tiene 7 años y la niña, 4. Con esa diferencia de nivel, los arreglos son...en fin, peculiares. En Navidad tocaron la de "Tadeo Jones", y les hizo tanta ilusión que hasta la tocaron de nuevo en el cole. Para fin de curso eligieron la de "Doraemon". Ahí va el arreglo...
El experimento fue genial. Han aprendido a darse la entrada ellos solitos; a contar "para adentro" 1, 2 y 3 en cada compás (a medir, vamos); a desarrollar el oído armónico y escuchar la parte del otro cuando se pierden. Pero lo más importante es que han aprendido a respetarse. El mayor se enfadaba con la pequeña porque se perdía con facilidad. Y la pequeña con el mayor, porque al tener una parte más difícil, tardó más tiempo en aprendersela. Pero poco a poco se dieron cuenta que si se ayudaban en vez de estorbarse, luego disfrutaban mucho más de la audición. Los padres me contaban emocionados que habían tocado delante de toda la familia, y que llamaban a los abuelos por teléfono para que escucharan su versión...

Tengo que aclarar, con respecto al arreglo, que el niño empezaba una 8va más aguda de lo que indica su partitura. Pero es en el registro que se saben las notas (que son 4 y 7 años; aún están en iniciación).


El otro experimento del año lo protagonizan dos amiguitas de 7 años con un nivel muy parecido. Las dos empezaron las clases cuando tenían 5. Esto hace que los arreglos estén más igualados. Han hecho tres audiciones tocando a 4 manos, en las que también tocaban algo ellas solas. Se van alternando. Una hace la melodía, y otra el acompañamiento (y en la siguiente audición, al revés). Normalmente, los arreglos a 4 manos son más fáciles que lo que tocan solas, para que puedan seguirse la una a la otra. Como van juntas a gimnasia rítmica, querían tocar una de las canciones que hacen allí. Y eligieron la de "Yes, sir, she's my baby", o como ellas la conocen "mamá, cómprame unas botas".
Se lo pasaron genial. Se vistieron iguales, y se pusieron de acuerdo para saludar a la vez, darse la entrada solitas y me dijeron "profe, esta vez no te subas con nosotras al escenario, que no queda igual de bien". Los padres (los suyos y todos los demás) las veían monísimas y corearon un "Ooooh" de principio a fin. Yo estaba pendiente de que una se adelantó, y se cogieron de nuevo perfectamente. Hasta se miraron para hacer el final a la vez. Todo un éxito, vamos.

Me falta saber si los padres entienden que la lección más importante que aprenden sus hijos aquí es la de respetarse; los ritmos de aprendizaje, aún en el caso de que los niveles sean parecidos, nunca son los mismos. Musicalmente, no hace falta justificar aquí lo importante y lo bueno que es que un músico sepa adaptarse al grupo y tocar con los demás. Pero la lección realmente grande para estas personitas es entender que cada vez se equivocará uno. Y no pasa absolutamente nada.
A mí, cuando me cayó la baba a litros, fue cuando la hermanita pequeña le decía a su hermano, que era el que falló en la audición "no te preocupes. Nadie se ha dado cuenta de que te has equivocado. Y si alguien te dice algo, decimos que he sido yo, que como soy pequeñita siempre me engaño..."

Esto sí es sembrar...y los frutos son preciosos

2 comentarios:

  1. Llego a tu blog desde no sé dónde, bueno en fin! Me ha molado este post. Me encanta la música pero no tengo ni idea,...algún dia aprenderé!
    Lo de tocar el piano a cuatro manos debe ser genial!
    Que no pare la música.

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  2. Hola, Sandler!
    Muchas gracias por tu comentario. Según lo he leído he escrito un post que me apetecía mucho hacer, sobre adultos que aprenden a tocar. ¡Espero que te sirva de inspiración por si un día te decides!
    Como bien dices, que no pare la música

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