domingo, 14 de julio de 2013

Las sinrazones del Averno

¡Buen domingo!

Ya es hora de hacer un post de los de desahogarse hasta decir basta. Hoy le toca al Averno. Es el lugar que otros llaman "Conservatorio Superior". No diré el lugar, porque lo que importa es reflexionar sobre los hechos, no despotricar contra ningún centro en particular.

Yo entré en el Averno hace bastantes años, con la esperanza de acabar mis estudios de piano. Había tenido mala suerte con los profesores oficiales, pero no me preocupaba. Tenía un profesor particular maravilloso. De esos que parecen saberlo todo, y encima era un amor. Pero el hombre era mayor y murió. El caso es que siempre recordaré con muchísimo cariño al que ha sido mi mayor referente en el piano y en la enseñanza musical. Pero claro, las comparaciones son odiosas, y ninguno de los profesores de piano que hay en el Averno se parecen en absoluto a este señor. Ocurrió algo más. Descubrí un instrumento fantástico, con un repertorio que me enganchaba cada vez más, y así fué como me pasé al clavicembalo y dejé los estudios de piano en el Averno. El nuevo profesor, el de clave, resultó ser una bestia parda tanto dando clase como tocando. Y me he reconciliado con los estudios oficiales porque estoy aprendiendo un montón. En cuanto al piano, por supuesto, me seguí formando con estupendos profesores; tanto en cursos como con clases particulares y siempre siguiendo la estela de aquel abuelito adorable que me dió clases. El caso es que sigo siendo alumna del Averno; coincido a menudo con mis estupendos compañeros de piano, con los que comencé, y otros nuevos que he conocido en el mundillo este de la música antigua. Pues bien, hasta aquí los hechos. Ahora las sinrazones.

En una ocasión, un compañero que estudiaba también con el abuelito adorable y se sacó el título de piano en el Averno, dijo "no me parece bien que se contrate a ningún profesor/a en ninguna escuela de música ni conservatorio, si no tiene el Superior". Yo flipaba. En el Averno no aprendió absolutamente nada; bueno sí, en armonía, análisis, y demás. Pero en piano, si no llega a ser por el abuelito, sería un completo zote. Le contesté lo lógico. "¿Crees que de verdad, lo que distingue a un buen profesor de piano es tener el título?¿con la de compañeros que tenemos, que han acabado y son más malos que un dolor?". Y para mi decepción, el chico contestó "cuesta mucho sacar un superior. Son muchas horas y muchos sufrimientos. No veo bien que yo, que he pasado por ello, no tenga trabajo. Y otros que no tengan título, puedan trabajar". Todavía estoy en estado de shock.

A ver, yo soy Doña títulos. Esto es que tengo más que suficientes para trabajar en conservatorios, escuelas, institutos, etc. Sólo me falta el Master, y al tiempo. Pero precísamente por eso, sé que no garantizan prácticamente nada. Es cierto que al final voy a salir del Averno con la musicalidad en las venas, gracias a este magnífico profesor, clavecinista y organista al que voy a llamar San Pedro, para conservar su anonimato. Pero es una casualidad, prácticamente. También es cierto que desde que empecé a estudiar, he tenido, tanto en el Medio como en el Superior, unos profesores de armonía y análisis maravillosos,  y que sin ellos no sería la músico que hoy soy. Pero todo esto también es casualidad. Es decir, que conozco músicos que han tenido profesores desastrosos de armonía, y acaban la carrera sin saber enlazar dos acordes ni analizar una partitura. Y lo que es peor: han pasado, pero que mucho, de aprenderlo por su cuenta de forma particular. Este sí es el esfuerzo que creo que debe tener un buen maestro de música (o de lo que sea)y no el de "acabar el Superior" que decía mi compañero. No es tan importante que las horas de estudio que te llevan a comprender la música, sean en un Averno "oficial" o en tu casa, porque eres el sobrinísimo de Daniel Baremboim y te va a dar clases a tí solito. Lo importante es que sepas; para enseñar, hay que tener hambre de conocimientos. No parar de recibir influencias, ejemplos, cursos, etc. Y trabajar lo que por el motivo que sea, no tenemos claro. Mi punto flaco es la improvisación; y lo intento y busco libros con ejemplos. Y pruebo y practico, como la primera vista en su día, que también se me daba de pena. Y sigue sin ser mi mayor virtud, pero he mejorado y lo seguiré intentando.

En estos años en el Averno, aunque vivo feliz bajo la tutela de San Pedro y mis compañeros, los "antiguos", he escuchado chorradas como para escribir un libro. He escuchado que cambiar el piano por el clave (como opción oficial) es cambiar un tigre por un gatito; y esa misma gente me ha dicho "¿llevas clásico hasta en el coche?" refiriéndose a música clásica y con una mueca de asco como si hablasen de basura; he escuchado a gente del piano ver una partitura de órgano, que son la releche de difíciles con sus tres pautas y su línea en los pies decir "pues no te creas, que en el órgano ese hay algunas cosas dificilillas". Y mi compañero "antiguo", que es una máquina en el órgano, a punto de estallarle la venilla de la frente, porque él jamás pondría en duda la dificultad de tocar Liszt.

Tengo que decir, que estas sinrazones no tienen porqué llevar etiqueta. Tengo compañeros que son musicazos y tienen su título de piano pero han completado su formación fuera del Averno. Gente que entiende que el título es sólo un papel, que puede coincidir que en esos años aprendas en algunas asignaturas, y en otras no; pero no se han rendido. Lo que no les aportó el Averno, lo han buscado por su cuenta. No le tengo manía a ningún profesor de piano ni de ninguna otra área en el Averno. Incluso en otros centros, conozco profesores de piano que son sencillamente maravillosos. Pero en este Averno, ningún profesor de piano habla del sonido del instrumento, ni explica la técnica a nadie; y además ponen unas obras como si absolutamente todos los alumnos pudiesen acabar tocando lo más difícil de lo redifícil, pero sin exigirles que hagan música. A los alumnos ingenuos, hasta les convencen de que si tocan todos los estudios de Chopin si fallar una sola nota, se pueden dedicar a la vida concertística.

En fin, habrán más capítulos sobre el Averno. Sobre todo, para saber qué narices tiene que ver tener un título por tocar Chopin sin fallar una nota, con dar clases a niños que no saben qué pintan tocando Mozart con 8 años.

Muchos saludines
Srta Tecla

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