lunes, 8 de julio de 2013

La buena maestra

Buenos días

La reflexión de hoy es ni más ni menos esta: qué es, a mi entender, una buena maestra/o de piano (aplicable a cualquier instrumento, y en algunos casos, a cualquier maestra).

Pues bien, allá van los requisitos principales:
  • Adorar la profesión. Esto sé que parece obvio, y que es extensible a cualquier trabajo. El problema es que las escuelas y conservatorios están llenas de gente que no se puede dedicar profesionalmente a la música "activa" (tocar, dirigir, cantar, investigar, etc.) y decide que para ganarse el pan, no hay nada más accesible que dar clases. ERROR. Y de los gordos. Accesible es, desde luego; de esto ya despotricaré a lo bestia otro día. Los buenos maestros adoran dar clase tanto como a la música misma. Esto significa que deben necesitar algo de vida musical: escuchar mucha música, tocar, participar en cualquier formación musical, aprender nuevos instrumentos, o cualquier otra manera. Pero debe existir la misma necesidad por transmitir estos conocimientos. Encontrar auténtico placer en presentarle el instrumento a enanos nuevos, reencontrarse con otros y disfrutar con sus avances, y sufrir con las dificultades; NECESITAR ese contacto con los alumnos y con todo lo que conlleva la vida académica.
  • Dotes para la oratoria. Después de pasar por la diplomatura de magisterio, puedo afirmar que en esto, al menos donde yo estuve, se falla estrepitosamente. ¿Acaso no es obvio? un buen maestr@ debe saber explicarse, debe tener el don de la oratoria. Esto es innegociable. Hay que saber hilar un discurso decente. 
  • Cuestión de convencer. Ya sé que esto suena muy mal, pero es lo que hay. Un buen maestr@ debe convencer. Porque cualquier músico sabe que como en todo, aquí también hay días negros. Tocar un instrumento es prácticamente una forma de vida. Y todos los días no apetece tocar, ni se tiene la concentración en su sitio, ni la paciencia para resolver un pasaje o una cuestión técnica que parece imposible. Se necesita al lado una persona que te sepa convencer de que vale la pena la molestia, que trabajando todo se mejora y que hay que seguir. Ese es nuestro papel.
  • Ser buen músico. Este concepto es sencillo. Tener buen oído, y entender que debe ser una prioridad en la formación de nuevos músicos. Tener buen gusto musical y transmitirlo (escuchar versiones, compañeros, música en directo, y un largo etcétera). Querer aprender siempre de otros buenos músicos; la honestidad y la humildad son conceptos básicos para mejorar. Es más difícil de explicar que de sentir. Todos debemos ser capaces de distinguir a un buen músico.
  • Ser buen pianista. La madre del cordero. Nada que ver con ser un toca notas malabarista, tan habitual en el piano y el violín, por ejemplo. Saber qué movimiento se debe aprender para cada cuestión técnica. Saber cómo conseguir el control físico y mental necesario para tocar muy bien el instrumento. Esto hay que tenerlo muy claro para poder enseñar; no vale con tocar muy bien. Hay que saber qué se necesita para tocar así de bien.
  • Empatía. Lo que es ponerse en el lugar de los alumnos, vamos. Cada uno de nosotros puede tener unas facilidades "de serie" y también un talón de Aquiles, y no tiene por qué coincidir con las cualidades de nuestros alumnos. Puede que algo que veamos fácil, para ellos no lo sea o viceversa. A parte de esto, cada alumno tiene sus propias aspiraciones y la música forma un lugar distinto en la vida de cada uno de ellos.
  •  
    Y 20 cosas más que se os pueden ocurrir, en las que yo no caigo ahora mismo. En fin, que es una profesión muy compleja esta, y aunque cada maestrillo tiene su librillo, seguro que también teneis un orden de prioridades sobre lo que es más importante.
    Buen veranito
    Srta Tecla

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